PERVIVENCIA DE LA JOTA EN VENTA DEL MORO Y SUS ALDEAS
Autor: Fermín Pardo Pardo (Cronista Oficial de la Ciudad de Requena)
Uno de los cantos tradicionales españoles que arraigó entre la clase labradora del Campo de Requena-Utiel es el conocido como jota en sus variantes o aplicaciones de ronda y pasacalle, de baile, de trabajo (labradoras, segadoras y "trillaeras") o de cuna. No faltan en esta comarca algunos ejemplos destinados a actos rituales y religiosos. En estos casos la jota se expresa con melodías interpretadas con dulzaina u otros instrumentos de viento (ceremonia de "correr la bandera" en Villargordo del Gabriel o danzas del caracol en Requena y Campo Arcís).
A la jota se le da popularmente origen aragonés, pero, aunque así fuera, bien sabemos que en casi todas las tierras que componen el Estado Español aparecen variantes y acomodaciones de ella.
El tópico o realidad de la procedencia aragonesa de la jota queda plasmado, en lo referente a nuestra tierra, en una copla popular que dice lo siguiente :
Se baila el jaleo en Cádiz
y la "soleá" en Triana
y por Requena y Utiel
la jota zaragozana.
Esta copla o cantar me la recitó una mujer de edad que conocí en Valencia, aunque procedía de un pueblo de la provincia de Guadalajara denominado Adobes.
El que al Campo de Requena-Utiel pudiera llegar la jota de origen aragonés no es nada extraño, teniendo en cuenta que la ruta de las cuadrillas de segadores que anualmente salían del Campo de Yecla hacia Aragón pasaban por Requena y Utiel y a ellas se unían las cuadrillas de jornaleros de nuestros pueblos y aldeas para desarrollar esta actividad en los secanos aragoneses y navarros ("la siega larga") o en tierras más próximas de sembradura como eran los secanos de la Serranía de Cuenca ("la siega corta"). No es difícil que estos trabajadores temporeros, en contacto con gentes de Aragón y Navarra en época estival, aprendieran o intercambiaran las formas interpretativas de la jota y que recibieran sus influencias de variantes populares al estilo aragonés e incluso navarro. En todas las jotas segadoras recopiladas en la comarca de Requena-Utiel se aprecia parentela cercana con las vanantes aragonesas y navarras conocidas como "jotas de estilo" que son pausadas y para lucimiento y se diferencian de las nuestras en que, actualmente, se interpretan con acompañamiento instrumental.
Otra vía de difusión como canto de moda desde finales del siglo XVIII y casi todo el siglo XIX, que explicaría su amplia extensión por la mayoría de comarcas españolas, era el periodo en que los jóvenes varones cumplían su servicio militar o tomaban parte en la guerra, ocasiones en las que se mezclaban mozos de diversas procedencias. A nivel popular, y hasta bien entrado el siglo XX, abundaban los jóvenes que sabían cantar y manejar instrumentos de cuerda, viento o percusión, por lo que los intercambios de variantes de canto y acompañamiento instrumental de la jota eran, por este medio, muy posibles.
Según lo anterior tendría sentido el contenido de coplas muy conocidas en nuestra tradición oral en los que se afirma que el aprendizaje de la "jotilla aragonesa" se llevó a cabo en ultramar o cerca de la costa:
La jotilla aragonesa
¿en dónde la has aprendido?
- Al otro lado del mar
a la sombra de un navio. (Hortunas)
La jotilla aragonesa
¿en dónde la has aprendido?
- A la orillita del mar
a la sombra de un olivo. (Requena)
Pero ante el no demostrado origen aragonés de la jota se opone una leyenda, incluso extendida por Aragón, que afirma que este canto fue creado e interpretado por primera vez en Valencia :
La jota nació en Valencia
y se crió en Aragón
Calatayud fue su cuna
a la orilla del Jalón.
La leyenda no tiene mucho fundamento, pero documentos de la primera mitad del siglo XVIII ya nos hablan de la jota como baile muy generalizado en Valencia. Con anterioridad a estas fechas no se han encontrado documentos que hablen de la jota en Aragón.
Si la jota nació en Valencia con más facilidad pudo llegar a Requena y su tierra por la continua relación comercial y cultural que hemos tenido a lo largo de la historia con el Antiguo Reino de Valencia, aunque fuéramos castellanos hasta mediados del siglo XIX. Por otra parte, nuestros jornaleros segadores también bajaban a la Ribera del Júcar a la siega del arroz a finales de septiembre, cuando volvían de las siegas aragonesas y navarras.
Si te vas a la Ribera
no me dejes sin dinero
porque me harás empeñar
la faltriquera de enmedio.
(Camporrobles)
Ya se han ido mis amores
a la Ribera a segar
si se han ido que se vayan
si se han ido ellos vendrán.
(Villar de Olmos)
Con independencia de su origen, ya hemos dicho que de la jota ya se habla documentalmente en la primera mitad del siglo XVIII. A lo largo de esa centuria y en todo el siglo XIX se convierte en baile y canto popular más practicado, arrinconando poco a poco a las seguidillas y otros bailes más antiguos. A finales del siglo XIX empieza a ser desplazada la jota por bailes "agarrados" de procedencia europea (polkas, mazurcas y valses). Hasta el primer tercio del siglo XX se conserva con vitalidad como canto de ronda y pasacalle, pero va dejando de ser usual como canción bailable al no transmitirse, como tal, a las generaciones nuevas, sobre todo en poblaciones de cierta entidad.
En nuestra comarca prácticamente perdió su vigencia a nivel público una vez acabada la Guerra Civil de 1936-39, aunque se conservara por personas de edad en ambientes familiares o grupos concretos de vecindad. La pervivencia de la jota como canto de ronda y pasacalle se mantiene ligada a la fiesta de los mayos y a las fiestas de quintos en unas cuantas localidades hasta el presente.
Los habitantes del Campo de Requena-Utiel entre Valencia y la Castilla serrano-manchega han sabido acomodar a su cultura y forma de ser todas aquellas influencias y elementos culturales llegados de ambas zonas y suponemos que de otros territorios relativamente cercanos como Aragón o Murcia. De esta manera nuestras jotas de baile son menos vivas que las manchegas y menos pausadas que las de comarcas valencianas del Turia, en donde no es corriente añadir estribillos cantados a la copla, cosa que abunda en las recopiladas en nuestros pueblos y aldeas. Junto a melodías antiguas mezclamos en las coplas variantes muy semejantes a las más recientes que todavía se cantan en Aragón y con referencia a las estrofas utilizadas para el canto por nuestras gentes, apreciamos que se repiten en copleros y cancioneros de Murcia y la parte sur de la provincia de Alicante.
La manera de acompañar la jota con la guitarra en nuestra tierra poseía tradicionalmente tres opciones conocidas por los nombres de:
— La estudiantina.
— La aragonesa.
— La valenciana.
Estas tres maneras corresponden a tres posturas o combinación de acordes y que con la afinación actual de la guitarra equivalen, respectivamente, a las tonalidades de La mayor, de Re mayor y de Sol mayor.
Para las variantes melódicas que necesitaban tonalidades más altas que las descritas se hacía uso de la cejilla para elevarlas. La cejilla antigua era un simple palitroque o un lápiz sujeto al mástil de la guitarra con un cordelillo.
La recopilación de cantos de jota y mudanzas de baile en el término municipal de Venta del Moro lo llevamos a cabo a partir de 1975 y algunos años posteriores, como en casi toda la comarca. En el momento de la recopilación encontramos estas canciones y las mudanzas de baile a punto de desaparecer en la mayoría de los casos. Los ejemplos que han mantenido vigencia hasta el presente, aunque con notable deterioro interpretativo, son las coplas de los mayos que se cantan el día de la Santa Cruz en Jaraguas y Venta del Moro y siempre han estado a cargo de los quintos. Estas coplas tienen la doble finalidad de pedir perdón a las mozas por si la ronda del treinta de abril erró al asignarles mayo y por otra parte recoger el donativo que cada una de estas doncellas prepara, como agasajo, para el grupo de rondadores.
La misma variante musical que se canta en Venta del Moro para el día de la Cruz se utiliza para las llamadas coplas de la Virgen de Loreto que, con estrofas improvisadas, se interpretan en la noche del treinta de abril, una vez acabado el mayo de la Virgen en la puerta de la iglesia parroquial.
En Casas de Moya, Casas del Rey y Jaraguas, en el momento de la recopilación, todavía encontramos personas que conservaban los ejemplos de jota que nos transmitieron de una forma viva, es decir, que el tocarla, cantarla o bailarla
no era algo que solamente recordaran que hacían sus mayores, sino que ellos habían practicado habitualmente, aunque únicamente fuera a nivel familiar en las últimas épocas.
En Casas de Moya Felisa Berlanga Huerta cantaba una graciosa variante con estribillo de las de tipo bailable o de ronda que para tesitura normal de hombre puede acompañarse por la estudiantina, según la afinación actual de la guitarra. Su esposo José Ma Sánchez Moya interpretaba con laúd o bandurria melodías instrumentales para estribillos y nos cantó otra versión bailable o rondadora para ser acompañada por la aragonesa. También nos bailó algún paso sencillo de copla y el llamado paso "arrastrado" propio de estribillos.
En Casas del Rey fueron transmisores María Murcia Tolosa, mujer que bailaba la jota con elegancia, finura y limpieza, al más puro estilo de la tierra. Nos marcó mudanzas sencillas y otras con adornos como vueltas o punta y tacón. Su marido Mario Huerta García, además de una segadora cantó un estilo de jota con estribillo semejante al de Felisa Berlanga de Casas de Moya, también para ser acompañado por la estudiantina.
En Jaraguas Restituto Giménez Fuentes, que tenía fama en su aldea de buen bailador de jota, nos indicó algunas mudanzas, pero no pudo bailar con soltura, dada su avanzada edad en aquel momento (88 años). Nos cantó una variante de jota rondadora o bailable a la que no añadió estribillo cantado. Puede ser acompañada por la aragonesa.
También en Jaraguas, Fidel Iranzo Nuévalos, cantador entonces relativamente joven (30 años), pero que había sido intérprete de los mayos y de las coplas del día de la Cruz, nos cantó dos estrofas de ellas, las cuales pueden llevar acompañamiento por la estudiantina, al igual que las coplas de Venta del Moro.
Otra variante de jota que conservó vigencia y continuidad hasta el inicio de la década de los setenta es la jota de los quintos de Venta del Moro, la cual además de llevar acompañamiento instrumental de guitarra poseía melodías instrumentales a cargo de algunos instrumentos de viento de la banda de música. En 1975 José María Yeves Descalzo nos interpretó una tonada de esta jota y nos reprodujo, cantando, el sonido propio del acompañamiento del trombón.
En la década de los ochenta, última vez que de forma extraordinaria salió por las calles de Venta del Moro la ronda de los quintos, pudimos grabar las melodías instrumentales que se tocaron y las tonadas de coplas que se cantaron, además del sonido estridente del disparo de carretillas que era propio de esta ronda. Hay que señalar que la auténtica tonada de la jota de quintos solamente se cantó esa noche dos o tres veces, pues se empleó la variante musical de las coplas de la Virgen de Loreto insistentemente, seguramente porque los cantadores tenían más presente esta tonada que la genuina de los quintos, que había dejado de interpretarse alrededor de diez años antes.
La recopilación más reciente de esta jota la realicé el día 6 de julio de 1999, siendo su comunicante Feliciano Antonio Yeves Descalzo, cronista de la villa e intérprete de los quintos en su juventud, tanto como cantador, como instrumentista de trompeta. Recordó Antonio varias melodías instrumentales y cantó tres coplas con la tonada auténtica, recordando además varias estrofas de las que eran usuales en esta ronda.
Si sumamos el fruto de las tres recopilaciones practicadas sobre esta jota de quintos, comprobamos que existen ocho melodías instrumentales distintas, dos tonadas diferentes para el canto y más de cuarenta estrofas. Como instrumentista de guitarra que acompañaba a los quintos en las últimas épocas hemos de citar a Gervasio Pérez a quien tenemos fotografiado con su guitarra haciendo la postura para la aragonesa pero por arriba, cosa poco habitual en nuestra comarca y que se conoce en otras zonas como acompañamiento por el tres. También cabe hacer mención de su hermano Lucio Pérez, último tocador popular de violín de todo el término (también los hubo en Jaraguas). Lucio tuvo a su cargo durante muchos años la interpretación introductoria de jota para los mayos.
Como versión singular de jota, no por su melodía, sino por apoyarse su canto en estrofas improvisadas, volvemos a nombrar las coplas de la Virgen de Loreto que, como ya se ha dicho van añadidas a la conclusión del mayo a la Virgen. Estas coplas tienen más o menos gracia, según los años, dependiendo del ingenio y la habilidad para versificar que tienen quienes componen y cantan sus estrofas, las cuales suelen hacer referencia a hechos, situaciones o personas del momento, casi siempre con talante gracioso y socarrón. Veamos una copla cantada en 1987, haciendo referencia al alcalde del momento.
Tenemos un buen alcalde
dicen que es hombre formal
y sólo tiene un defecto:
vive en las Casas de "Prás".
Con motivo del I Encuentro Comarcal de Música Tradicional celebrado en Requena en 1989 coincidiendo con el 750 Aniversario de la ocupación cristiano-castellana de la comarca estuvo representada Venta del Moro con el canto de estas coplas que fueron interpretadas por Leopoldo Emilio Clemente, quien, haciendo uso de la tradición, improvisó para aquella circunstancia la siguiente estrofa:
Virgen Santa de Loreto
ya estoy yo de enhorabuena
de haber venido a cantar
a los hijos de Requena.
Finalmente haremos mención de algunos ejemplos más recopilados en Jaraguas y Casas de Pradas, cuyos transmisores los recordaban como algo que oyeron a sus padres o que los aprendieron de niños, pero que ya no llegaron a practicarlos ni en canto, ni en baile de manera habitual.
En Jaraguas nos cantaron versiones distintas de jota Federico Alcañiz Palomera, Maximino López Hernández y Pilar López Hernández. Los tres ejemplos llevan estribillos cantados y son de los que pueden acompañarse por la estudiantina.
En Casas de Pradas el matrimonio compuesto por Dionisia García Martínez y Antolín Zahonero Seguí interpretaron dos tonadas muy diferentes. Dionisia cantó la melodía utilizada para de los quintos, para poder acompañarse por la aragonesa pero requintada en dos o tres puntos por la cejilla. Antolín reprodujo un estilo muy sencillo semejante a algunas tonadas de Jaraguas y para poder ser acompañado por la estudiantina y con clara aplicación como jota de ronda.
En las aldeas de Los Marcos y Las Monjas no encontramos a nadie que recordara tonadas de jota que se hubieran cantado en estas localidades y en cuanto a los caseríos del
Cabriel o Pedriches ya no existía población en las épocas que llevamos a cabo nuestra labor recopiladora.
Asociación Cultural Amigos de Venta del Moro
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