FUENTES DE VENTA DEL MORO
Autor: Feliciano Yeves Descalzo

De las numerosas fuentes existentes en todo el extenso territorio venturreño (272 km2) solamente figuran en nuestro trabajo sobre la fauna fontanal de invertebrados seis de ellas: la Fuente del Amparo (Jaraguas), la Fuente de la Zorra, cercana también a Jaraguas, la de los Desmayos en la misma villa de Venta del Moro, la Fuente del Tío Mario en la aldea de Casas del Rey; y ya en la Derrubiada, la Fuente de la Oliva, y en el mismo Cabriel, la de Vadocañas. Lo que sabemos de las otras del término se reseñará oportunamente en este recorrido ventamorino.
La fuente del Amparo es la propia que siempre abasteció a Jaraguas, sita en los aledaños de la población, al N. Tiene 5 caños y un bello frontis de obra con un retablo de azulejos en que figura la Virgen de los Desamparados, patrona de la aldea; está fechada en 1911. Brotan unos 10 litros por segundo. Su encañadura acoge el acuífero que allí muy cerca brotaba antiguamente, aunque alguien supuso que venía desde el paraje de la Sarguilla, junto al caserío de Gil Marzo. Hoy apenas sirven tanto por su distancia a la aldea (unos 300 metros) como por el hecho de estar abastecida la población desde 1989 por una nueva conducción que llega desde Casa Doñana en el término de Caudete. Las aguas del Amparo pueden regar algunas huertas cercanas pero van a parar a la Rambla Albosa, que se origina cerca de Gil Marzo, y bordea la aldea. También por la parte occidental la rambla del Encaño vierte sus escasas aguas a la aldea.
Caso singular de aguas en Jaraguas es el nacimiento de la rambla o Charco Salado, que originan, en el paraje aleccionador de la Salobreja unas antiquísimas salinas, de siempre explotadas. Estas salinas se hallan en el centro de un potente diapiro triásico de forma redondeada y unos 700 metros de diámetro. El vecindario las ha ido explotando, generalmente para su propio consumo (y a veces para vender para el ganado y salazones). Todavía a mediados de nuestro siglo XX varias familias de Jaraguas ganaban parte de su sustento vendiendo la sal que extraían de algunas docenas balsas alineadas alrededor del manantial de agua salada, dejándolas evaporar. Hoy solo queda una pequeña laguna que algún vecino explota para consumo doméstico. La presencia de restos arqueológicos cerca de estas salinas nos hace suponer que ya fueron explotadas en épocas ibéricas, cartaginesas y romanas, y también para aprovechamiento de los ganados trashumantes que pasaban por las veredas cercanas, que se cruzan en la Ceja de los Catalanes: las veredas de la Sierra y de la Mancha, hacia la Casa Segura y La Muela, la primera, y hacia Caudete y San Juan, la segunda.
Cerca de la carretera que une Jaraguas con Venta del Moro, a unos 2 kms sale un camino que conduce a la Fuente de la Zorra, que vertía sus aguas para regar la huertecillas, hoy abandonadas, de aquellos parajes, y las sobrantes iban y van a parar a la Albosa, arteria central de esta subcomarca, cuyo centro es Venta del Moro. La Fuente de la Zorra se dice que tiene virtudes medicinales muy comprobadas por enfermos del riñón con litiasis renal. Ya se ha dicho que nace a unos 2 kms de Jaraguas, vertiendo en una pequeña balsa que regulaba el pequeño regadío de la llamada también Huerta de la Zorra. El lugar es encantador, en una ladera que vuelca hacia la Albosa, la fuente tiene un solo caño de relativo caudal. Muy cerca está también la Cueva de la Zorra, covacha con otro manantial escaso, en paraje muy bonito y del que quien esto escribe tiene recuerdos imborrables. En la misma carretera y casi en el mismo lugar que el camino se desvía hacia la Fuente de la Zorra, todavía permanece un famoso pino, llamado Pino de los Quintos, hermoso ejemplar, testigo en otras épocas de rivalidades entre Jaraguas y Venta del Moro, base de algún cuento o leyenda sobre aquellos casos de enemistad, en que se logró hermanar fuertemente a los quintos de ambos lugares, tras enconos injustificados.
Siguiendo la carretera hacia Venta del Moro, pasada la histórica Casa Segura, aún se recuerda al margen de la carretera una fuentecilla, ya cegada que se llamaba Fuente de los Diegos.
Ya en Venta del Moro, a la orilla derecha de la rambla Albosa, se encuentra la Fuente de los Desmayos (siempre se llamó Fuente Vieja de los Desmayos) de la que se suministró la población desde tiempos antiquísimos. D. Pascual Madoz (1848) en su Diccionario Geográfico dice que: "estaba a 120 pies de las casas, hacia el Sur, de la que se abastecen los vecinos". Hoy está urbanizada, y nuestro recuerdo alcanza a cuando era una especie de cueva abovedada; sobre su terrazgo protector y muy aledaño a ella se alzaba un gran sauce llorón o desmayo (de aquí su denominación) que parecía dejar descansando sus ramas como para protegerla; de este árbol se arrancaban todos los años las ramas para hacer enramadas a las novias, y para envolver al Judas que colgaba del campanario para caer reventado sobre la plaza, ante el gentío, el Domingo de Pascua.
Aquella Fuente Vieja, testigo de mucha historia venturreña, fue insuficiente y se abandonó al canalizarse y construirse la que se llamó Fuente Nueva (1917), con 3 caños y un abrevadero junto a su pilón más el edificio del lavadero público que se construyó en 1918. Esta Fuente Nueva que sustituyó a la Fuente Vieja de los Desmayos (ésta aún fue reparada en 1902 así como el puentecillo que a ella conducía, por habérselos llevado la tormenta del día de Santiago de 1901 -el puente costó 217'75 ptas y la reparación de la Fuente Vieja, 20'75 ptas-), fue canalizada desde un manantial hallado en los terrenos de las Ollerías, al otro lado de la Rambla Albosa, por lo que hubo de realizarse una especie de sifón que atravesaba por la presa que tomaba agua para el riego de los Huertos. Aquella Fuente Nueva, originariamente era un lugar delicioso al que se descendía por una rampa empedrada, tanto a la fuente como al abrevadero; después fue trasladada y urbanizada en los años 60 casi en el mismo lugar y con otra orientación, precisamente bajo los locales actuales de la Música. Cuando se apagó esta Fuente Nueva tras una vida de más de 60 años al llevar las aguas potables a los domicilios, sólo quedó un pequeño testimonio, la Fuente de las Ollerías, al otro lado de la Albosa. Hoy, siendo insuficiente el manantial de las Ollerías, auxiliado con otros pozos para abastecer al pueblo, se han traído canalizadas las aguas desde la Ceja divisoria de la Derrubiada, en el paraje denominado Hoya de la Cierva, a un par de kms. de Casas de Moya.
Antes de salir de Venta del Moro, recordaremos las fuentecillas que vertían en la Albosa, desde la Fuente de la Zorra ya citada: los veneros y pocillos de la Noria, la Fuente del Aserrador, la del Tío Solar, las de Julianazo, Chacón y el Rebollo, pequeños hilos que alimentaban la rambla, pero que bajo una frondosa olmeda, ya muerta a consecuencia de la epidemia de grafiosis, eran lugares de esparcimiento y recreo, paseo de enamorados y sentimentalmente recordadas, pues algunas han muerto, aunque otras como las del Tío Julianazo perviven y se ha urbanizado en un entorno y paraje de gran belleza. Otras fuentecillas como la Huerta Primera, el Sapillo y la Ventilla vertían sus escasas aguas a la Albosa antes de llegar a Casas de Pradas.
No podemos olvidar, aunque no sea motivo fundamental de nuestro trabajo, que en las cañadas de Casa Segura, Las Carrizosas, La Hoya de la Ermita, Casa Garrido, El Renegado, Pedriches, Los Marcos y Las Monjas, que generalmente se surtían hasta hace un cuarto de siglo de pozos, hay alguna fuente de cierta fama: nos referimos a la Fuente de Medrano, en el caserío de Los Antones, muy cerca de Las Monjas, de excepcional belleza en su entorno y en su nacimiento; así con los veneros y fuentecillas que formaban la rambla del Boquerón y el Boqueroncillo hasta juntarse con la Albosa cerca de Los Cojos.
Y aún mayor importancia tienen para nuestro estudio las fuentes que se forman y transcurren por la rambla de la Bullana (Ullana u Oliana) desde su nacimiento que es la Fuente de la Reina, sita al N.O de la Casa Nueva, y que baja hacia Casas del Rey. También habremos de detenernos en la llamada Fuente del Hambre, que siempre resultó famosa por sus propiedades tonificantes y antianémicas (ya su nombre lo indica). Especial mención significa lo de la Fuente de la Reina, Casas del Rey y Paso del Rey, denominaciones o topónimos que provienen de finales del s. XVII y comienzos del XVIII (Juan Piqueras dice o cree que su origen viene de sus terrazgos de realengo; aunque yo siga opinando que algo tuvo que ver en ello el paso del Rey o Archiduque Carlos de Austria, durante la Guerra de Sucesión, por estos lugares).
Siguiendo en Casas del Rey, donde había y hay una fuente preciosa bajando del caserío hacia la rambla, y que abastecía a la aldea, nos detendremos a pocos metros en la Fuente del Tío Mario, modernamente urbanizada, ajardinada y lugar de solaz, descanso y recreo de los moradores; fuente típica incluida entre las de nuestro estudio. Y es de notar también que siguiendo el curso de la Bullana, llegaremos a Casas de Pradas, en la conjunción de esta rambla con la principal o Albosa, en cuya margen izquierda estaba la fuente comunal de Casas de Pradas; y curso arriba, el molino del Tío Aniceto, al que recuerdo todavía en funcionamiento para harinas de piensos.
Llegamos a la Ceja divisoria de las vertientes de la Albosa y del Cabriel. Allí, en esta despoblada zona llamada la Derrubiada (Sierra del Rubial) agreste, casi inculta, de pinares y matorrales, grandes cárcavas y barrancos, bajando por el Pinarazo, que está cerca del Moluengo o Peña del Buitre (Villargordo), pero pasando antes por la Casilla del Cura (donde últimamente se ha descubierto y estudiado un importantísimo alfar ibérico en este paraje), por el Collado de la Horca y la Cueva de los Ladrones descendemos a un lugar, casi ya en la zona más llana de la Derrubiada, delicioso y encantador, donde se halla la Fuente de la Oliva, histórica fuentecilla que sirvió de abrevadero y sestero a la trashumancia de la vereda de la Mancha, que atravesaba el Cabriel por Vadocañas y seguía subiendo la Ceja hasta rodear la Dehesa de Sevilluela, hasta Jaraguas y el Cerro de los Catalanes para juntarse con la otra vereda real que venía de la Sierra de Cuenca.
Esta fuente, que fue motivo de estudio y discusión cuando la "zerrada vereda de 1714" promovida por Requena, abunda en episodios históricos de las Guerras de Sucesión y Carlistas, pues era lugar de encuentro, además de los ganados, de unos y otros partidarios; precisamente allí, los carlistas detuvieron y retuvieron al cura y al sacristán de Venta del Moro en junio de 1838, exigiendo suministros a cambio de aquellos rehenes.
Hoy la Fuente de la Oliva es un lugar de recreo, descanso y vacación, con merenderos, asientos y sombras bajo frondosos pinos en los que se advierte la acción roedores de ardillas y ratones, dos enormes y monumentales enebros jalonan la entrada de la cueva (de más de 30 metros), en cuya salida está encañado un chorrillo mínimo para saciar la sed de transeúntes y visitantes. Una balsa recoge las breves aguas de la fuentecilla para abrevar y regar una pequeña huerta al lado. Tanto los dos enebros dichos como algunos de los pinos, entre los muchos que hay allí, merecen ser catalogados como árboles monumentales y protegidos por la Administración.
Siguiendo el camino veredero, todavía sin asfaltar, nos trasladamos desde la Fuente de la Oliva hasta el Cabriel, concretamente a Vadocañas, famoso lugar por su puente originariamente romano y renacentista en su reconstrucción de 1560. Allí hay dos grandes manantiales, uno a cada orilla del Cabriel, junto casi a su corriente, famosos por sus leyendas, estudios y propiedades de sus aguas. Ambos son de semejantes características, pero el recayente al término de Venta del Moro es difícil de estudiar, ya que surge y mana al mismo nivel del río, por lo que hemos estudiado el del lado recayente al término de Iniesta, ya en Castilla-La Mancha.
Con respecto a estos manantiales de Vadocañas, el médico-hidrólogo requenense D. Joaquín Fernández López (1851) dice lo siguiente: "siguiendo ascendiendo por el Cabriel tocando la orilla derecha del puente de Badocañas hay otro manantial en el término de Venta del Moro que en el siglo anterior pertenecía a Requena. El Señor de Chinchilla, en sus preciosos Anales de la Medicina Española, cita una memoria hecha sobre esta agua en el siglo anterior por José Giménez, médico titular de Alumbreres en el Reino de Murcia, que imprimió en 1758 en Orihuela. En ella se clasifican esta agua como ferruginosas y de grande provecho para el tratamiento de la clorosis y otros muchos males".
De cualquier modo, el paraje no puede ser más bonito, idílico y encantador. Puesto de moda actualmente por su proximidad a las Hoces del Cabriel -tan traídas y debatidas últimamente, cuando nadie sabía donde estaban ni nadie se acordaba de la existencia de estos bellos parajes- y por la sola contemplación del hermoso puente de Vadocañas, merece la pena visitarlos.
Abundando en la historia de estos manantiales, en la Historia de Iniesta de D. Herminio Peñarrubia, al escribir sobre las Relaciones Geográficas de Tomás López (1783) dice en su apartado 14: "hay en el sitio de Vadocañas una fuente , a la orilla del Cabriel que arroja de lo grueso de una muñeca de hombre. El uso de esta agua en lo antiguo se infiere que fue muy conocido y frecuentado, pues en 1756 en excavaciones realizadas se hallaron restos arqueológicos. Constan las aguas de mucho mineral purísimo, elástico, penetrante de un principio alcalino. El sabor es vitriólico y adherido a un principio marcial-térreo-subtil... Son eficaces para todos los afectos crónicos del ventrículo, para hipocondría, para los vicios de orina, para los dolores artrítico-reumáticos, para las opilaciones de las doncellas... Han merecido se hable de ellas por médicos instruidos. Y el que quiera tomar más conocimiento, lea lo que dio a leer D. Joseph Ximénez, médico de Villamalea, y D. Juan Antonio Pascual Rubio, médico titular de Belmonte".
En la misma Derrubiada, aún siendo relativamente seca y abrupta, existen otras fuentecillas, choclas, resudaderos y finos veneros donde abrevan pájaros, caza y otros animales salvajes. Estas fuentes son: la Fuente de Gadea, la Fuente de la Víbora, la del Piojo, la de Palomarejo, la de la Madroñera, la de la Cabeza Ludén, la Fuente Felipe, el Charco de los Carreteros, y los manantiales que van enriqueciendo el río en los antiguos caseríos de la Fuenseca (Vadocañas ya se ha dicho), Los Cárceles, Santa Bárbara o Tamayo y el Retorno, sin olvidar las dos que manan a orillas del Cabriel en el Tete, una termal y otras de aguas fresquísimas, ambas frente al chalet abandonado y casi derruido, donde se quiso construir en los años 30 de nuestro siglo, un salto y central eléctrica.
Catalogación de fuentes:
1. Fuente de la Oliva: 730 m. de altitud; caudal 1 l/m.; temp. 16º. Oxígeno disuelto : 5´9 mg./l. Tipología: bicarbonatado-cálcicas. Geol.: conglomerados, arcillas y areniscas. pH: 7´44. Conduc.: 471. Componentes : Ca. 91´37, Mg. 7´05, Na. 9´95; K. 0´30; Cl. 15, SO4. 19´38, NO2. 0´01, NO3. 37´15, NH4. 0´20; HCO3. 244´06.
2. Vadocañas: 500 m. altitud ; caudal 4l/m. ; temp.: 21´4º. Oxígeno disuelto: 5´8 mg./l. Tipología: bicarbonatado-magnésico-cálcicas. Geol.: Dolomías. pH: 7´28. Conduc.: 691. Componentes: Ca. 64´36; Mg. 38´96; Na. 21´17; K. 0´21; Cl. 42; SO4. 122´35; NO2. 0´01; NO3. 13´18; NH4. 0´09; HCO3. 317´28.
3. Fuente del Tío Mario: 720 m. de altitud; caudal 2l/m.; temp. 15´2º. Oxígeno disuelto: 7´4 mg./l. Tipología: bicarbonatado-cálcicas. Geol.: conglomerados, calizas y areniscas. pH : 7´43. Conduc.: 922. Componentes: Ca. 86´75; Mg. 17´89; Na. 20´75; K. 1´40 ; Cl. 22; SO4. 30´50; NO2. 00. NO3. 16´05; NH4 0´04; HCO3. 384´40.
4. Fuente de la Zorra: 760 m. de altitud; caudal 3 l/m.; temp. 15´4º. Oxígeno disuelto: 6´2 mg./l. Tipología: bicarbonatado-cálcicas. PH: 7´34. Conduc.: 595. Componentes: Ca. 69´92; Mg. 21´84; Na. 1´63; K. 0´40; Cl. 11´91; SO4. 21´20; NO2. 0´03; NO3. 13´60; NH4. 0´16; HCO3. 317´28.
5. Fuente del Amparo: 780 m. de altitud; caudal 3 l/m.; temp. 15´5º. Oígeno disuelto: 5´8 mg/l. Tipología: bicarbonatado-cálcicas. Geol.: rellenos e cauce indiferenciados. PH: 7´39. Conduc.: 708. Componentes: Ca. 6´70; Mg. 24´13; Na. 18´91; K. 0´23; Cl. 42´39; SO4. 56´35; NO2. 00; NO3. 30´78; NH4. 0´07 y HCO3. 280´67.
6. Los Desmayos: 720 m. altitud; caudal 3 l/m.; temp. 16´2º. Oxígeno disuelto: 6´1 mg./l. Tipología: bicarbonatado-cálcico-magnésicas. Geol.: rellenos de cauce indiferenciados. PH: 7´13. Conduc.: 847. Componentes: Ca. 77´23. Mg. 39´62. Na. 20´47. K. 0´52. Cl. 43´82. SO4. 75´82. NO2. 0´01. NO3. 9´83. NH4. 9´83. NH4. 0´05. HCO3. 366´10.

Asociación Cultural Amigos de Venta del Moro

Lebrillo 13