Indicios documentales de la Iglesia en Venta del Moro
Autor: JESÚS LÓPEZ MONTOYA
En la "II Semana Cultural Venturreña", que programó con tanto interés nuestra "Asociación Cultural Amigos de Venta del Moro", expuse muy rápidamente una serie de acontecimientos puntuales en la historia de la iglesia como monumento y como pueblo vivo. La A.C.A.V.M me ha invitado a ir desarrollando un poco más estos hechos históricos para que aparezcan como artículos en nuestro "Lebrillo Cultural". Así lo hago con mucho gusto comenzando con el primer documento que he encontrado por ahora (La investigación he visto que es muy dura, pero también que te da alguna que otra gratificación cuando menos la esperas).
Este documento, breve en líneas pero muy rico en contenido, data del año 1579 y puede que sea el primer documento manuscrito de Venta del Moro del que se tenga constancia por ahora. El documento figura en un resumen que escribe un sacerdote que hace de notario de la visita pastoral del Sr. Obispo de Cuenca, D. Rodrigo de Castro, al Arciprestazgo de Requena. En la visita, pasa por los distintos pueblos hablando con los sacerdotes y viendo las necesidades de cada iglesia. Al final de la misma, el notario recoge resumidamente lo que ha hecho, dicho y recomendado el Sr. Obispo. Estos resúmenes se cosen con hilo de "bramante" y son colocados en unas cajas de archivo formando los legajos, o los libros, en caso de que sean encuadernados.
TRANSCRIPCIÓN
En aquel tiempo, Requena contaba con tres parroquias: la Arciprestal de San Salvador, Santa María y San Nicolás (la más antigua). Utiel tenía sólo una (la Asunción de Nuestra Señora) y el resto de pueblos de la comarca eran entonces aldeas pequeñas dependientes de Requena y Utiel que poseían su pequeña ermita y a las que los curas se desplazaban para hacer misa los días de fiesta. Las visitas de los obispos o sus representantes se limitaban, por lo tanto, a Requena o Utiel.
Lo primero que encontramos es el nombre de nuestro pueblo "La Venta del Moro", al igual que aparecerá en todas las visitas posteriores. Destaca por su importancia el dato del número de vecinos que da para nuestro pueblo: siete en número arábigo. Según el testimonio de esta visita pastoral de 1579 ésta era la población comarcal:
- Requena: 900 vecinos, 3.550 personas de comunión.
- Utiel: 550 vecinos.
- Caudete: 30 vecinos, 90 personas de comunión.
- Villargordo: 22 vecinos, 60 personas de comunión.
- Venta del Moro: 7 vecinos, 22 personas de comunión.
Se entiende por "vecino" la persona que tiene casa y hogar en un pueblo y contribuye a las cargas y repartimientos, correspondiendo el número de "vecinos" al de "hogares". Generalmente, se admite que cada "hogar" correspondía a un promedio de cinco habitantes en esta época. Siete vecinos no tiene por qué equivaler a siete casas, porque en una casa podía haber varias familias. Por tanto, los 7 "vecinos" venturreños supondrían unos 35 habitantes.
El texto comienza diciendo: "Este lugar tiene 7 vecinos y 24 personas de comunión". La palabra "lugar" no equivale aquí a "sitio", sino que es un nombre que se da a una población según su importancia y número de habitantes. Nos recuerda la famosa frase con que comienza "D. Quijote de la Mancha" (1605-1615): "En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme...". Normalmente la jerarquía era: ciudad, villa, lugar, aldea y caserío. En este manuscrito se le da a Venta del Moro la denominación de "lugar", mientras que en otras visitas posteriores, ya con mayor número de habitantes, se mezcla el de "lugar" y "aldea", hasta concedérsele el nombre de villa en 1836.
Sigue el documento "... y 24 personas de comunión". Quiere decir que son mayores de siete años, ya que antes la edad para comulgar era cuando el niño ya podía distinguir entre pan y "pan" (hostia consagrada). Se suponía, además, que comenzaba a "salirle el juicio" sobre los siete años. Así pues, los padres deberían ser unos 14 y los hijos unos 20 (10 mayores de siete y otros diez menores). ¿Cómo vivían? ¿A qué se dedicaban? Lo más lógico es que la mayoría de estas tierras pertenecían a las tres o cuatro familias más importantes de Requena, como se desprende de algunos documentos hallados (sobre todo en testamentos) en donde aparecen los apellidos de las familias que darán posteriormente origen a algunos nombres de parajes y aldeas actuales de Venta del Moro. Hemos de tener en cuenta que entonces no había tanta tierra para cultivar, siendo mucho mayores los espacios de monte con pinares y tierras para los ganados (dehesas). Pensemos que, incluso en el siglo XVIII no llegaba al 1 % la tierra de cultivo que se dedicaba a la vid en Requena, siendo ahora prácticamente un monocultivo. Los que tenían edad para hacer algo en el campo se dedicaban unos a servir al amo por un jornal pobre y otros trabajaban en régimen de rentas. En definitiva, una vida llena de miserias y acribillada por los impuestos. Esto es lo que se desprende de "Las Relaciones histórico-geográfico-estadísticas de los pueblos de España hechas por iniciativa de Felipe II" (1575-1580). !Lástima que no tengamos ninguna relación de la comarca Requena-Utiel! Nos hubiera servido de una información maravillosa de esta época de finales del siglo XVI. De los 36 pueblos de Cuenca que contestan, los más cercanos son Iniesta y Minglanilla (algunas contestaciones las daremos a conocer en otro "Lebrillo", ya que nos son válidas, especialmente en lo referente al Cabriel y Vadocañas).
Proseguimos con la transcripción del documento: "El beneficio de este lugar es anejo a los beneficios de las iglesias de Requena. Sirve en este beneficio Guillermo Favenco, francés...No había misa de testamentos, ni Santísimo Sacramento reservado". La iglesia que tenemos equivaldría actualmente a una ermita por su posible capacidad, pero es más: "sirve este beneficio". Hay un sacerdote; es el primero del que sabemos su nombre. Posiblemente haya habido otros anteriores. Viene a celebrar la Pascua del Señor (el acontecimiento más importante de la vida cristiana), realizar el bautizo de sus hijos, enterrar a sus mayores y celebrar la "misa" de forma continuada cada domingo con aquel pequeño grupo de cristianos venturreños...Un pueblo está comenzando a gestarse y se hace a la luz del evangelio y bajo el manto de la Virgen de Loreto. Los venturreños comienzan a suspirar invocando a su Virgen y a llevarle sus problemas. Seguro que tendrían su imagen presidiendo el altar. Posiblemente un lienzo pintado.
Saber dónde estaban situadas las casas, cómo era la iglesia, quién la hizo, por qué está bajo la advocación de la Virgen de Loreto, si se hizo la torre y la iglesia a la vez o es anterior la torre, qué finalidad tenía en este sitio...Las respuestas esperemos encontrarlas poco a poco con los hallazgos de muchas agujas en los pajares de los archivos públicos y privados con el arduo trabajo de la investigación.
"El beneficio de este lugar es anejo a los beneficios de las iglesias de Requena". Esta frase puede llevarnos a preguntar por el origen y construcción de la ermita e incluso la formación del pueblo. Testigos de esta profunda relación son la mayoría de las actuales aldeas de Utiel y Requena. La mayor parte se han originado alrededor de una ermita sola o dentro de una casa de labranza de alguna familia pudiente...Otras veces, las menos, ha sido la aldea la que se la ha construido. En el primer caso, muchos eran de los mismos sacerdotes, normalmente de familias nobles o ricas que eran los únicos que podían estudiar. Podemos ver la relación de estos sacerdotes que hace el historiador requenense Bernabeu en su "Historia crítica de Requena" (pag. 431-432). El "beneficio" (dinero, casas, tierras) se dejaba en manos del mayordomo que llevaba las cuentas detalladas del dinero que poseía la ermita y de los gastos que se producían (cera, ornamentos, aceite, arreglos de fábrica -principalmente paredes y tejados-, etc.)
No sabemos quién construyó la iglesia. Sí podemos decir, sin aventurarnos mucho, que no serían los siete vecinos que por entonces moraban en Venta del Moro, por razón de su escaso número y lo considerable de la inversión económica. Seguramente sería alguna familia noble y pudiente de Requena, la que siendo toda esta zona de su propiedad y teniendo a su cargo familias de campesinos, erigiera una ermita para que los vecinos pudieran ser atendidos cristianamente. Pensemos en los malos caminos y las distancias tan grandes que existían a Requena e incluso Villargordo. Nombro a Villargordo porque nuestras historias religiosas irán unidas durante doscientos años como anejos y otro centenar más como filiales ambas de las parroquias de Requena.
El fruto, el beneficio de las rentas, se repartían entre la ermita, el sacerdote que la servía y la parroquia a la que pertenecía. Incluso en algunas rentas también tenía parte el Obispado.
Proseguimos con el documento: "No había misas de testamento ni Santísimo Sacramento reservado". Las misas de testamento vendrían a ser las que ahora decimos por nuestros difuntos o santos. Antes, y hoy en día también, había personas que dejaban una parte de su herencia (dinero, intereses de alguna renta, tierras) con el fin de que se les dijera una misa, normalmente por ellos o por sus padres, cada cierto tiempo, o a un santo en particular. A veces se establecían ciertas condiciones: días, sacerdotes, toques... Había un meticuloso cumplimiento de estas misas, que en muchos casos eran perpetuas, y que constituían una gran fuente de ingresos para las parroquias y sacerdotes. Posteriormente, los gobiernos del S.XIX con las desamortizaciones eclesiásticas arrasaron con todos estos derechos de las últimas voluntades de las personas, incautando las tierras.
"Ni Santísimo Sacramento reservado". El sacerdote venía, decía la misa y daba la comunión a los que querían. Después, si habían quedado algunas formas se las comía. Por lo tanto, no existía sagrario, ni reservado. La lucecita, la lamparilla que arde junto al altar es el indicativo de la existencia del Santísimo Sacramento.
"El lugar de la Venta del Moro tiene VI vecinos.
En la Villa de Requena a veinte y nueve días del mes de abril de mill y quinientos y ochenta y ocho días y exerciendo su Sª el Sº ofiçio de la visita, requirió el libro de las quentas de la Iglesia del lugar de la Venta del Moro, la qual es anexa a las parroquiales desta villa de Requena y halló su Sría. [Señoría], que sirve en la dicha iglesia el liçenciado Alonso Muñoz Carrasco, clérigo presbítero, natural de la ciudad de Cuenca. Halló su Sría. por mayordomo de la fábrica de la dicha Iglesia a Pedro Muñoz morador en dicho lugar. Tómale su Sría. quenta de los bienes de la dicha fábrica, hiçole cargo de diez y nueve mill y tresçientos y quinçe maravedíes y medio, dio por descargo veinte y quatro mill y doscientos y ocho maravedis. Quedó alcanzada la fábrica de la dicha iglesia por quatro mill y ochocientos y noventa y dos maravedíes y medio. Quedóse rehelexido por mayordomo de la dicha fábrica el dicho Pedro Muñoz, quedó mandado por su señoría que el aprobechamiento del ejido del dicho lugar se quede para la fábrica en la dicha Iglesia y que nadie se lo inquiete ni perturbe so pena de escomunión mayor.
Llevó de derechos su Sría. de la ocupaçión destas quentas honçe reales.
Llevé Yo el notario de mis derechos de la escriptura destas quentas con este registro quatro reales.
E lo firmó su señoría i yo el dicho notario.
Cornelius episcopus limenucensis (rubricado).
Pasó ante mí. Juan de Albarado notario" (rubricado)."
Referencia : Archivo Diocesano de Cuenca. Sección : Curia Episcopal - Visitas. Libro: 204b, fol. 25.
Con respecto a la anterior visita pastoral de 1579 (7 vecinos) se produce el descenso de una familia (6), quizás debido a razones familiares, económicas, de salud, etc. En aquellos tiempos, la inmensa mayoría de la gente vivía en una gran precariedad, el campo daba pocos jornales y "había que tocar muchos palillos". Como puntos curiosos anotar que el Obispo no sólo realiza la "visita", sino que requiere el libro de entradas y salidas de la Iglesia. Además no se habla de ermita, sino de una Iglesia hecha para que se celebre con normalidad la misa. También Venta del Moro es citado (al igual que en 1579) con la jerarquía de "lugar", no como aldea o caserío.
La visita pastoral tiene la categoría de Santo Oficio. Era un trabajo y obligación del Obispo. Sin embargo, posteriormente el poder y la política en diversos periodos históricos difuminan su finalidad dándonos esas estampas costumbristas de recibimiento tipo "Bienvenido Mr. Marshall". Se recibía a la jerarquía, al Sr. Obispo, pero el "pastor" está tan revestido de poder que diluye ese oficio pastoral aunque realmente se haga.
Esta Iglesia es "aneja" y por tanto dependiente de la de Requena. No tiene cura propio, ni libros donde registrar los bautizos, matrimonios o defunciones. El sacerdote viene mandado por el Arcipreste y cabildo de Requena y los sacramentos realizados los registra en un libro de Requena. En visitas posteriores queda claro que la Iglesia venturreña fue aneja de Villargordo y ambas a su vez de Requena. Por tanto, al desaparecer los libros primeros de Villargordo, también desaparece una buena parte de la Iglesia de Venta del Moro, como se constatará en otras visitas.
En la visita se nombra al "presbítero" (cura, sacerdote) que sirve en Venta del Moro. Este sacerdote es Alonso Muñoz Carrasco, "natural de Cuenca" que será también Mayordomo de San Nicolás de Requena, como consta en la relación de sacerdotes de esta parroquia y que también sirve en Villargordo. En la visita realizada a la iglesia de Villargordo se dice de este sacerdote que "los curas de las parroquiales de esta villa de Requena le dan cincuenta ducados por que sirva en la Venta del Moro". 1 ducado equivalía a 374 maravedíes, por lo que el honorario del servicio ascendía a 18.700 maravedíes. Según las series del historiador Hamilton en "American treasure and the price revolution in Spain" en 1579 una arroba de vino valía 152 maravedíes y la de aceite 634´3. En 1588, el valor de la arroba de vino ascendía a 222´7 maravedíes, mientras que la de aceite descendía a 482.
En total la parroquia de San Nicolás de Requena tenía cuatro sacerdotes, siendo su párroco Pedro Ginés de Liévana, natural de Garci Muñoz (Cuenca). Sta. María de Requena disponía de 3 sacerdotes y San Salvador de 8, siendo el Arcipreste y párroco Clemente Rodríguez, de 70 años y natural de Requena.
La visita también menciona a Pedro Muñoz en función de "mayordomo de la fábrica ". El "mayordomo" era el encargado de registrar todos los gastos e ingresos parroquiales, así como realizar todo lo que ordenase el visitador del obispo. La importancia del cargo del cargo quedó reflejada en las "Constituciones Synodales del Obispado de Cuenca" del Obispo Bernardo de Fresneda de 1571 (Archivo Diocesano de Cuenca. Libros n.209). Debía ser una persona que gozara de la confianza de la parroquia. No estaba definido que quien ostentara el cargo fuera laico o eclesiástico. Algunas veces había tensiones a la hora del nombramiento del mayordomo entre el Concejo y el Obispado. Normalmente era nombrado por el visitador del Obispo, tras escuchar los pareceres de las personas responsables. El Concejo podía proponerlo al visitador.
Pedro Muñoz es laico, pero ignoramos otros datos sobre él. Es uno de los seis vecinos venturreños. Debido a la desaparición de los "libros de fábrica" ignoramos el nombre de muchos "mayordomos" de la parroquia venturreña. En el S.XVIII, sí que llama la atención que Juan López Luján aparezca como mayordomo desde la visita de 1741 a 1775 (también será alcalde en 1752). Posteriormente, el párroco también ejercerá como mayordomo, como se constatará en los documentos del periodo de la desamortización de las tierras de la Iglesia y en la práctica actual.
La visita también controla el "libro de fábrica" de la parroquia que es donde queda reflejado el movimiento económico de la iglesia. Este libro era revisado anualmente por el Sr. Arcipreste y por el visitador en cada visita. En esta visita, la parroquia había ingresado 24.208 maravedíes (ver equivalencias anteriores) y gastado 19.315 y medio. Quedan 4.892 maravedíes y medio. Además, señala como una de las fuentes de autofinanciación de la Iglesia el ejido, terreno situado generalmente a las afueras del pueblo y dedicado a distintos fines (eras, recoger ganados, etc.).
Firman el documento el notario Juan de Albarado y también Cornelio, obispo de la ciudad de Limerick (Irlanda). Este obispo sería posiblemente un huido de su país por no aceptar las tesis del "anglicanismo" impuestas por Enrique VIII e Isabel I de Inglaterra. Seguramente el Obispo de Cuenca le da este trabajo de visitador para poder ganar algo de dinero, ya que aparecerá en la mayoría de las visitas pastorales de los pueblos de Cuenca de estos años.
Notas al 1er. artículo de "Inicios documentales de la Iglesia en Venta del Moro" :
1. La referencia de la visita pastoral es la siguiente : Archivo Diocesano de Cuenca. Sección Curia Episcopal-Visitas. Legajo 1, fol. 43, pag. 2.
2. No es el Sr. Obispo D. Rodrigo de Castro el visitador, sino un enviado suyo : D. Juan de Castañeda como queda reflejado en el Libro de visitas n.202.
Asociación
Cultural Amigos de Venta del Moro
Lebrillo 4, 5, 8