CASAS DEL REY

Autor:  IGNACIO LATORRE ZACARÉS

Muy cercana a su capital municipal se encuentra la aldea venturreña menos poblada de su término. Su casco urbano, situado al márgen derecho de la rambla Bullana, es pequeño y consta de 39 viviendas familiares habitadas permanentemente y 66 viviendas de temporada distribuidas en calles caracterizadas por su gran irregularidad. La aldea destaca por la proliferación de pequeños jardines bien cuidados, así como por el afán de sus vecinos de tener sus calles, terrazas y balcones bien ornamentadas con plantas que dejan una sensación agradable al visitante. Además últimamente se han asfaltado parte de las calles que era una de las principales carencias de la aldea. También se observa la rehabilitación y construcción de nuevas casas tras algunos años en que la edificación estuvo totalmente paralizada. En una de las plazas y tras la singular fuente del olmo se encuentra su iglesia edificada en 1927 y consagrada a Cristo Rey. Las huertas de la Bullana y algunas de sus fuentes, cuya calidad de aguas es orgullo de los casarreños, como la del Tío Mario, Fuente Grande, Fuente del Hambre, Fuentecilla, etc. rodean la pedanía.

Su evolución demográfica nos habla de un pequeño caserío en el s. XVIII que sólo tenía 3 vecinos en 1752 y que en 1920 ya llegaba a 252 habitantes. El máximo de población lo alcanzó en 1950 con 308 habitantes y 76 viviendas. Sin embargo, a partir de esta fecha se produce un importante descenso demográfico hasta 1975 en que la población registraba 181 habitantes. Estamos ante el típico caso de aldea regresiva de la Albosa. Los 80 y 90 suponen un goteo lento pero inexorable de población que le lleva a censar 84 habitantes en 1996.

Los casarreños tienen como ingresos principales los producidos por la agricultura y eso a pesar de que su bodega cooperativa con una capacidad de 11.000 hls. está cerrada desde hace pocos años, vendiendo su uva a bodegas de Venta del Moro. En la aldea funciona un horno y tienda de comestibles que suministra pan también a la aldea de Casas de Moya y un bar que ejerce de verdadero centro social de la aldea y a la vez una vez a la semana de consultorio médico. En las afueras también se sitúa una granja de conejos. Anteriormente residió en la aldea una fábrica de aguardientes, dos ollerías, un estanco, barbería, carnicería, lugares de baile y un casino. Como en el resto de aldeas venturreñas (exceptuada Jaraguas), las escuelas se cerraron hace tiempo y su menguada población escolar acude al Colegio Público de Venta del Moro.

Su topónimo es fuente de polémica. Los lugareños afirman que el nombre de Casas del Rey se debe al Archiduque Carlos de Austria que se supone pernoctó en 1706 en la aldea en plena Guerra de Sucesión en su camino a Requena. Otra teoría cree que la realeza de su nombre se debe por estar situada en tierras del rey que eran arrendada por la villa de Requena a los campesinos de la zona. En 1926 los vecinos deciden cambiar el nombre y llamar a la pedanía "Casas de Cristo Rey" en honor a su patrón, pero los avatares de la historia y la política hacen que durante la II República los comités políticos locales decidan otra vez permutar su nombre anterior (demasiado clerical entonces) por el sorprendente de "Casas de Lenin" que estaba más de acorde con los sucesos revolucionarios de la época. Finalmente volvió a recobrar su nombre más histórico de "Casas del Rey" el cual ya figura en documentos del s. XVIII.

Los casarreños se caracterizan por su carácter abierto y afable y siempre han estado muy vinculados a Venta del Moro pueblo dada la cercanía de los servicios que ofrece e incluso parte de sus habitantes han emigrado a la capital municipal. Las fiestas se celebran el 20 de mayo (conmemorando la puesta de la primera piedra de la Iglesia) y el 24 de septiembre (Virgen de las Mercedes), además de las fiestas de agosto cuando la pedanía es visitada por hijos del pueblo que emigraron en su día. Una de las tradiciones que no se han perdido es el canto del mayo a la Virgen que se realiza la noche del 30 de abril.

La alcaldía, ahora en funciones, es ejercida por uno de los jóvenes del pueblo, Onofre Martínez, que es ayudado en sus labores por una comisión de cinco vecinos que se reúne unas dos veces al mes. Anualmente además se reúnen todos los vecinos en Junta General. Funcionan dos asociaciones : la Comisión de Fiestas formada por jóvenes y también en 1996 se fundó una agrupación de jubilados que cuenta con 52 socios.

A pesar de que sólo una carretera llega a la aldea (la de Venta del Moro-Tamayo), son varios los caminos y atajos propicios para el senderismo y bicicleta de montaña que provienen desde Venta del Moro, Villalgordo, Casas de Pradas y Casas de Moya por los que se puede visitar esta bonita aldea.

Datos :

Nº habitantes :

Año Habitantes

1752

3 vecinos

1920

252 habitantes

1940

281 habitantes

1950

308habitantes

1975

181 habitantes

1986

103 habitantes

1994

91 habitantes

1996

84 habitantes

 

Censo de viviendas :

Año Viviendas

1870

16

1920

42

1950

76

1975

76

1996

105

 

(Escudo extraoficial adoptado por los casarreños recientemente)

        Actualmente, con sus 84 habitantes (datos de 1996 : 46 varones y 38 mujeres), es la aldea poblada venturreña con menos habitantes. Su proximidad a la capital del término (3´8 km.) la hace ser la más ligada a Venta del Moro pueblo. Su casco urbano, situado al margen derecho de la rambla Bullana, es pequeño y consta de 39 viviendas familiares o habitadas permanentemente y de 66 viviendas de temporada, junto con 6 locales (bodega, bar, parroquia, panadería, escuelas, etc.). Destaca en su casco urbano la proliferación de pequeños jardines, así como el cuidado que sus vecinos tienen en el adecentamiento de sus calles, terrazas y balcones que logran hacer de esta aldea una de las más bonitas de la comarca. Su entramado urbano también está caracterizado por la irregularidad de sus calles con fuertes desniveles, algunas veces solucionados con escaleras, y la creación de una zona de ocio en un pequeño barranco central que divide la aldea en dos (el barranco sirvió hasta principios de siglo de lavadero comunal). En los últimos años, se ha procedido al asfaltado de gran parte de la aldea y ya sólo quedan pocas calles sin asfaltar.

        Sólo llega una carretera, que es la que enlaza con la carretera de Venta del Moro a Tamayo, aunque la aldea está conectada a Casas de Moya, Casas de Pradas, Villalgordo y Venta del Moro también por caminos sin asfaltar. En una de sus plazas más pintorescas, tras pasar la fuente del olmo, se halla situada una pequeña iglesia empezada a edificar el 20 de mayo de 1927 y consagrada a Cristo Rey. Desde hace pocos años, se designó como patrona de las Casas del Rey a la Virgen de las Mercedes, pero los casarreños siguen considerando como patrón principal del pueblo a Cristo Rey. Aunque desde antiguo los servicios religiosos eran atendidos por los curas de la parroquia de Venta del Moro, en la actualidad la misa es oficiada por el cura de Villalgordo.

Fuente del Olmo

         En la salida de la aldea hacia la carretera se encuentra la era y la bodega cooperativa de "Cristo Rey", fundada en 1961 y con una capacidad, bastante reducida, de 11.000 hls. En los últimos años, la bodega no ha vinificado y los socios venden su uva a otras bodegas. También existe una bodega particular, pero está medio derruida. Tampoco funciona actualmente una fábrica de conserva de codorniz que hay en sus inmediaciones. En la periferia de su casco, dirección hacia las Casas de Moya, se hallan las antiguas escuelas y un campo de fútbol. Separado de su casco, a una distancia de un kilómetro, en la margen derecha de la carretera Venta del Moro-Tamayo se sitúa su cementerio.

        En el centro del pueblo está situado el local social que hace funciones de bar, así como de consultorio médico. Tanto el médico, como el practicante visitan una vez a la semana a sus pacientes. El solar adosado al bar es utilizado como zona de baile en fiestas. El único establecimiento comercial existente, a parte del bar, es una panadería-tienda de comestibles que da servicio también a la aldea vecina de Casas de Moya. La economía de sus vecinos está basada casi exclusivamente en la agricultura, proliferando la vid y en las zonas más montuosas el almendro y el olivo, aunque también hay algo de ganadería. Al lado del núcleo de población se observa el cultivo de pequeñas huertas y campos de frutales.

        Posee, como todas las aldeas venturreñas, alcalde pedáneo que es elegido en reunión vecinal, ocupando actualmente el puesto Onofre Martínez. También existe una comisión de vecinos compuesta por cinco miembros elegidos por el alcalde pedáneo y que se reúnen una media de 2 o 3 veces al mes. Además, anualmente todos los vecinos se reúnen en Junta General 2 o 3 veces. Como asociaciones existe una "Comisión de Fiestas" que se encarga de organizar los festejos en verano y una "Agrupación de Jubilados" fundada en 1996 y que cuenta con 52 socios. Anteriormente existió una agrupación juvenil con bastante fuerza.

Años 60': Procesión de Cristo Rey

        Con respecto a su nombre, la tradición popular señala que el topónimo de "Casas del Rey" viene del Archiduque Carlos de Austria que en plena Guerra de Sucesión por la corona española entre la dinastía borbónica y la austracista (1706) pernoctó en esta aldea en su camino de Vadocañas a Requena. Sin embargo, otra teoría es que su nombre viene por estar situada en tierras de realengo o del rey (como casi toda la comarca) y que eran arrendadas por el Concejo de Requena a los labradores de estas tierras. También, Feliciano A. Yeves reseña en su libro como en diciembre de 1926, los vecinos deciden por aclamación popular cambiar la denominación histórica de Casas del Rey por la de "Casas del Cristo Rey" en honor a su patrón. Sin embargo, como cuentan sus vecinos, durante la II República (1931-1936/39), el nombre fue vuelto a cambiar por los miembros de los comités locales políticos por el de "Casas de Lenin" ante el nuevo cariz político de la época. Actualmente, el nombre es el de "Casas del Rey" que es el que posee más legitimidad histórica (ya figura en 1753 en el Catastro del Marqués de la Ensenada con el nombre de "Casa del Rei" y en el mapa de 1798 editado en el nº 1 de "El Lebrillo Cultural").

        Su hidrografía está marcada por la Bullana que nace en Sevilluela y antes de desembocar en la Albosa en Casas de Pradas riega las huertas de Casas del Rey. Tienen los casarreños a orgullo la buena calidad de las aguas de sus fuentes y a fe que lo son. Nunca las Casas del Rey ha tenido problemas de agua y en la propia aldea manaban "choclas" o pequeños acuíferos. Nacen cerca de las Casas del Rey varias fuentes : la del Tío Mario y la del Hambre son las más conocidas por la bondad de sus aguas, Gallinas, Hortelanos, la Teja, Cantos, Fuentecilla, Fuente Grande, etc., que junto con las aguas de la propia Bullana forman cuatro pequeños sistemas de riego que afectan a una vega de unas 24 hectáreas. Es en la rambla Bullana donde se sitúan los antiguos lavaderos comunales. Actualmente, es la Fuente Grande la que abastece a la población.

        Su demografía está marcada por una grave regresión que afecta a todo el término y que se encarniza particularmente en las aldeas. Los primeros datos a que hemos tenido acceso figuran en una copia deficiente del Catastro del Marqués de la Ensenada de 1753 (pág. 453 recto) donde figura que son tres vecinos (Juan de Berlanga Calvo, Martín de Berlanga y Manuel Navarro) los que la habitan, lo cual supone un total aproximado de unos 12 habitantes (cada vecino era un cabeza de familia). La copia literal del dato es el siguiente : "Juan de Verlanga Calbo, Mrn. De Verlanga y Manuel Navarro, que havitan en la Casa del Rei" (1.753). En 1920 el censo de Casas del Rey era de 252 habitantes y 42 casas, experimentando un aumento hacia 1950 de 308 habitantes y 76 viviendas. Sin embargo, en 1975 los habitantes descienden a 181 y continúa el mismo número de viviendas. En 1986, el censo es de 103 habitantes (52 varones y 51 mujeres). Durante los 90 continúa un lento, pero inexorable goteo demográfico, que esperamos algún día invierta su tendencia negativa. En 1994 son 91 habitantes, en 1995 desciende en 2 (89 hab.) y en 1996 se censan 84 habitantes (-261 % con respecto a 1950). Se constata un desequilibrio demográfico entre el número de varones (46 ; 54´7 % de la población) y el de mujeres (38 ; 45´2 %). La población ha emigrado preferentemente hacia Valencia y poblaciones de su alrededor, así como también a Venta del Moro pueblo.

        Sus fiestas actuales son el día de Cristo Rey, el 20 de mayo (en conmemoración de la puesta de la primera piedra de la Iglesia en 1927), con procesión y aperitivo y el día de la Virgen de las Mercedes (24 de septiembre). En San Antón (17 de enero) se realizan hogueras, en San Juan (24 de junio) se hace procesión y a mediados de agosto se realiza durante una semana las típicas fiestas estivales. Actualmente, ya no se celebra la fiesta de San Julián. Los casarreños han sido siempre gente de carácter abierto, extrovertidos, de buen trato y bastante dados a la fiesta como muestra que incluso en periodo de posguerra había todas las semanas dos sesiones de baile (los domingos y miércoles) amenizadas por el tío Gori.

        Entre sus tradiciones, destaca que junto con Venta del Moro y Jaraguas siguen cantando los mayos la noche que va del 30 de abril al 1 de mayo. Su mayo, que ha sido publicado en el libro de Fermín Pardo y Mª Teresa Oller "Los mayos en el Campo de Requena-Utiel y otras comarcas valencianas", es muy parecido al que se canta a la Virgen en Venta del Moro con algunas ligeras variaciones. La noche que da paso al 1 de mayo, los vecinos se reúnen a toque de campana a la puerta de su iglesia y cantan el mayo a la Virgen e incluso antiguamente, a mediados del mayo, se realizaba un disparo al aire. Al finalizar el mayo, los casarreños cantan coplas espontáneas alusivas a incidentes del año. El resto de tradiciones, como el mayo a las mozas solteras (a las que también se les ofrecía flores), el Judas o la enramada de Pascua se han perdido por falta de quintos y quintas. Cencerradas o cazas a rastro sí que se realizan de vez en cuando. Juegos antiguos practicados por sus habitantes eran el juego de "bolinches", los "santos", el "tiro a la bola" (petanca) e incluso el frontón.

Plaza de la Iglesia

        Existió una fábrica de aguardientes, propiedad de la familia Vento Galindo, que posteriormente fue trasladada a Venta del Moro. También existieron dos ollerías que eran fábricas de tejas y adobes. En su día se proyectó una fábrica textil que no llegó a realizarse. Siempre hubo un bar, al que antiguamente se le denominaba "casino", pero lo que ya no existe es servicio de estanco, carnicería y barbería que en su día sí hubo. Aún hay servicio de alguacil que es ejercido por Blas.

        Sus avatares históricos son los típicos de una pequeña aldea de nuestra comarca que, como ya hemos reflejado, a mediados del s.XVIII contaba sólo con 3 vecinos. Con una economía fundamentalmente agrícola, los casarreños recuerdan como buenos tiempos los de la construcción del ferrocarril Utiel-Baeza (1927-1935) que trajeron numerosos forasteros a la aldea. En julio de 1924 se registra en Venta del Moro la solicitud de escuelas para Casas del Rey. Durante II República será alcalde de Venta del Moro un casarreño, Roberto Haya (el "Tío Roberto). La Guerra Civil (1936-39) supuso la pérdida de cinco casarreños que murieron en el frente, pero en la aldea el único hecho digno de mención fue el saqueo de la iglesia con la quema de la talla de la Virgen de las Mercedes y la destroza del altar. A pesar de que la posguerra fue dura para toda España, Casas del Rey pudo defenderse bien debido a que había un buen reparto de la propiedad agrícola. En general, todas las familias disfrutaban de la cantidad de tierra suficiente para poder comer y no se registraron las hambrunas que sí se produjeron en otros términos. Pocos habitantes trabajaban a jornal. También fue época de estraperlo y eran muchos los que iban a por sacos de trigo a Vadocañas para transportarlos por la senda de los arrieros a la fábrica de harinas de Venta del Moro.

        Actualmente, Casas del Rey tiene como principal problema la falta de una base demográfica jóven que permita dotar de mayor futuro a la aldea. Esperemos que esta simpática y bonita aldea venturreña consiga llegar al s.XXI con unas mejores expectativas.

 

Informantes : Dionisio Berlanga Fuentes, Onofre Martínez, Ayuntamiento de Venta del Moro.

Fuentes documentales y bibliográficas :

YevesDescalzo, Feliciano Antonio. Geografía e Historia de Venta del Moro. Venta del Moro, Ayuntamiento, 1977.

Piqueras Haba, Juan. Geografía de la comarca de Requena-Utiel. Requena, Centro de Estudios Requenenses, D.L. 1990.

Pardo Pardo, Fermín ; Oller Benlloch, Mª Teresa. Los mayos en el campo de Requena-Utiel y otras comarcas valencianas. Requena, Centro de Estudios Requenenses, D.L. 1997.

Asociación Cultural Amigos de Venta del Moro

Lebrillo 6